Fusiones: ¿El remedio a todos los males?
Las fusiones no siempre son el mejor remedio a los momentos de crisis. Más de un 50% fracasan.
En los últimos tiempos hemos observado como una fuerte corriente de opinión política y económica empujaba con fuerza a diversos sectores, principalmente financiero a realizar procesos de fusiones. Dejando de lado mi menosprecio absoluto por las luchas de poder que se cuecen detrás de los escenarios de dichas entidades, principalmente cajas, si que me ha sorprendido que de forma casi unilateral (salvo algunas voces de personas solventes) el argumento de las fusiones haya sido prácticamente el único esgrimido. ¿Falta de imaginación o solución inevitable?
Las fusiones tal como las entiendo yo, cualquier tipo de ellas se producen lógicamente con el objetivo de generar un mayor valor para el accionista / propietario/s. Sin embargo estas sinergias y economías de escala perseguidas a priori muy atractivas conceptualmente, en la realidad no siempre se consiguen fácilmente.
De echo, existen estudios y estadísticas que reflejan el bajo porcentaje de efectividad de muchas fusiones o adquisiciones, que con el paso del tiempo demuestran ser un completo fracaso (en muchos casos se sitúa entre el 50-80%).
Los procesos de fusiones en tiempos de crisis parecen priorizar estrategias de reducción de costes que no las de generación de negocio. Obviamente en un sector como el financiero, el tamaño importa y es un argumento a tener en cuenta. Sin embargo visto desde fuera parece que se está menospreciando los problemas que pueden generar este tipo de procesos y que si no son bien conducidos pueden repercutir en un efecto contrario al deseado. La gran pregunta que debemos formularnos es ¿van a ganar en eficiencia las nuevas entidades?. Incluso más allá, ¿van a ganar en eficiencia en costes y en ingresos?
El largo plazo dará o quitará la razón a los defensores de estas prácticas. Integrar culturas y formas de trabajo distintas no es tarea fácil, las decisiones estratégicas deberán ser tomadas de forma objetiva y muy bien estudiadas y planificadas.
El argumento del volumen en el caso de las entidades financieras españolas fusionadas va a seguir siendo pequeño, demasiado pequeño para llegar a tener un mayor control sobre el mercado (un objetivo muy perseguido en este tipo de operaciones). Además algunas de ellas son totalmente ineficientes y es dudoso el beneficio que puedan obtener otros de juntar problemas.
Alguien se levantó un día y se le puso entre ceja y ceja que está era la única solución posible a todos los males que se arrastraban y antes de dejar morir a alguna de ellas se fijo como objetivo prioritario y único la vía de las fusiones. Puede ser una forma de sortear un problema importante, sin embargo en el largo plazo dudo que tenga una gran efectividad y que especialmente repercuta en un beneficio a quienes al fin y al cabo somos los afectados más directos: sus clientes.